La Noyée está a mi lado hacia el amanecer, pese a que mora en el agua yo camino a temperatura normal. Cuando atardece y se oculta el sol comienzo a ser casi todo líquido y tirito con la Comptine d'Un Autre Été.
Me voy entumeciendo y torpe, doy tumbos para entrar en calor. Inevitablemente choco, me resquebrajo y caigo al suelo, que por suerte no es moqueta. Mis ojos, que ni están juntos ni ya ven bien, disparan señales erráticas a mi cerebro que hace aguas -nunca mejor dicho- , y hacen creerme que veo algo importante al final de mi reguero.
Al final miro, o creo ver, alguna cosa que identifico como mi miseria, y musito , muy bajito, para que no me encierren y porque no puedo articular debidamente: -
Al menos estás fuera de mí por un rato.
Cuando vuelvo a mis cabales y doy fe de que todo está en su sitio, excepto tal vez, mi cordura, me voy a la cama con la mantita y espero en posición fetal a la Noyée. Mi miseria está conmigo, todo está en su sitio.
Etiquetas: Corazón de Isota, El Sentido de la Vida, Eones de Soledad