El peso de lo invisible

Hay un mundo allá afuera,
un precioso cielo que se extiende sin fin,
Un profundo océano del revés
donde las olas no se alzan,
sino que caen, pesadas.
Un horizonte que se estira,
amplio, inmenso, sin bordes.

Afuera el mar está ahogando aceras y amaneceres, los pasos no se me mantienen,
el afán por aferrarme al suelo pesa sobre mi ser,
igual que una sombra densa y muda,
Los brazos se agarrotan,
como si el agua los retuviera,
Los hombros se descuelgan,
cansados de sostener un cielo que nunca cae.
Atrapada en mi propio laberinto, dibujo puertas a lápiz sobre duras y gruesas paredes de hormigón.

En mi pecho, un silencio roto,
donde el miedo se enreda
y nunca se va.

Afuera, de nuevo las calles resuenan vacías y frías,
Ríos caudalosos y fanganosos,
donde me ahogo sin control.

¿Y si no encuentro la manera de volver?
¿Y si el mundo se deshace mientras estoy allí? 

Las miradas son flechas,
cada ruido, un trueno mortal.
El aire se siente distante,
cada paso, un abismo sin fin, invertido, en donde podría caer hasta cualquier extremo del planeta, que gira incesante.
Con mis manos agrietadas deslizándome por un gigantesco bloque de hielo,liso, temiendo la inevitable caída de la mismísima Tierra.

Disipándome. 
Desvaneciéndome entre sombras de horror.

Ay, pero la libertad aunque esquiva, a veces, puede ser acariciada y atesorada. Alzarme por encima de todo, ligera y liviana, mientras viva.


3 comentarios:

  1. Qué belleza, Isa, mi enhorabuena por tan excelente escrito 👏👏
    Un abrazo enorme.

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  2. Ooooh ese precioso resquicio de libertad que asoma...
    Ese precioso colofón... "ligera y liviana mientras viva", ¡me encanta!
    Hermosísimo poema, Isa
    Abrazo

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  3. Todo es precario.
    Nada permanece.
    Ni las personas ni las cosas.
    Todo cambia constantemente.
    Vivir es un sinvivir...

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