jueves, 24 de diciembre de 2015

Llenando mis ojos de más atardeceres hermosos.





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jueves, 3 de septiembre de 2015

Divagaciones de Isota


Voy subiendo a Soria, Soria no la preciosa provincia, sino la del municipio de Mogán, en la isla de Gran Canaria, bonita también.
Ahora no está tan verde por lo del cambio climático, aunque al estar más alta puede que aguante los iceberg o desastres similares que se avecinen en el futuro 
Subo paciente, a mitad de camino hacia Barranquillo Andrés la carretera se vuelve sinuosa y la subida y curvas son  más drásticas. Por esos tramos apago el cd de y disfruto del silencio. No es una zona concurrida (ciclistas profesionales que se preparan, ciclistas novatos que se la juegan iniciándose ahí  y tocan las narices a los conductores,  y turistas que van en los coches que me recuerdan a Mcgyver o el equipo A ), así que todo es melodía de pajaritos o el motor del coche ante ese silencio que a veces anhelamos. La altura es considerable pero yo ya no tengo miedo y me siento libre. 
Cerca hay pequeños establos y corralitos, un día me encontré un caballo, otro día un grupo de pavos reales. El grupo siguió la marcha hacia una orilla pero uno de ellos se quedó  luciendo sus plumas lilas en medio de la carretera. Así que paré a observarlo hasta que él creyó conveniente recogerse, que fue pronto, porque sus colores en ese paisaje, a esa luz, eran increíbles.

A Soria he ido varias veces por trabajo, habrá quien se queje o se aburra por la lata del camino  pero queda claro cómo lo vive esta humilde narradora
Ayer fui, y subiendo recordé una situación en la que sentí desconcierto y  miedo que tuve de niña; lo más probable  un falso recuerdo que he ido reconstruyendo entre lo que un día ví , como lo percibí o terminé de darle sentidos en sueños ...¡¡quien sabe!!  El caso es que se me encendieron los caminos neuronales del hipocampo, corteza perritoneal y la amígdala cogió carrerilla. No en ese orden, los neuropsicólogos especialistas lo explican mejor pero ponerse técnico no es mi  intención. Aunque me encantaría llevar una pantallita y el  registro de lo que se alumbra en mi cerebro en las situaciones cotidianas de mi vida. Seguramente si la llevara me apuntaría a deportes de riesgo. Seguramente lo haríamos todos.

El pseudo recuerdo paranoico:De niños vivimos ciertos contenidos de lo que vemos en la tv de forma muy concreta. Cuando no entendemos algo lo que se nos queda es la emoción de lo que vivimos. Por ejemplo si vemos que a alguien le vuelan la cabeza a quemarropa posiblemente si algún progenitor anda cerca vaya corriendo a explicarnos que es ketchup lo que sale del agujero de la zona occipital de la cabeza del acribillado con tan mala hostia. Y que es de mentirita y que esa persona está bien en su casa. Lo entendemos porque sí pero si hay alguna cosa de esa escena que por cualquier causa nos ha impacto, (no tiene porqué afectarnos seriamente en la vida) ha quedado huella.  En "nuestras generaciones" era diferente porque no se jugaba tanto con lo explícito así que tal vez ni nos enterábamos bien de la escena, solo un ruido del arma y un tipo que se cae. Mira tú. Pero en aquellas escenas de impacto psicológico da igual  hace treinta años que ayer. Una noche  que me había quedado en casa de mi tía y prima (y este no es el recuerdo que quería comentar pero me hago de rogar ) había un hombre que lloraba. Era por tve2 y era fácil de recordar porque sólo había dos canales.En la película  él había confesado su amor de siempre a la chica  y ella se había ido con otro. Al final de la película moría. Le pregunté a mi tía que qué le había pasado. Me contestó que se había muerto. Yo insistí, ¿pero por qué si estaba ahí tan tranquilo? Mi tía tras meditarlo unos segundos me respondió que había muerto de pena. 
¿qué?
En serio ¿qué?
Nadie puede morir por pena pensé, yo no podía procesar eso con siete años
Le dije que sí porque entendí de cabeza que llevaba razón, pero de tripas que ni de coña, que eso no podía ser. No siento pena de aquella pequeñaja  que no entendía, todo lo contrario, ¡¡era una niña feliz!!

El recuerdo ya voy a eso, un sábado por la tarde veo en una peli mientras mi madre está en la cocina. Ella me deja verlo porque es que realmente no pasa nada que un niño no pueda ver, como en la peli que el hombre lloraba. La escena es la siguiente: una mujer va conduciendo sola por una carretera sinuosa. Llora desesperada, muy asustada. 
No hay mucho más. ¡¡Eso era todo!!
 En un plano cenital se veía el paisaje, los árboles y el coche solitario. De nuevo el plano de la mujer en el coche conduciendo muy asustada, con la llantina y con la cara de susto. Mi interpretación fue la siguiente: que conducía  por una zona muy alta y se le iba a acabar el camino, estaba asustada porque iba sola y no podía parar el coche por alguna razón. 
Desde luego los dos recuerdos impactan en lo emocional y no tienen sangre, mountruos ni a nadie follando (utilizo este término más soez para referirme no a la escena de amor  que se le ve cogiendo la mano a cámara lenta , luego se corta el plano y se ve una espalda, y así quince minutos en tiempo de televisión que es que no se lo cree nadie...  Sino a la escena de sexo salvaje )  En fin, aquellas que  adultos no consideran violento o pornográfico que es lo que a los adultos nos preocupan. Por ejemplo yo había visto en llamaradas que una mujer caía quemándose desde lo alto de aquel hospital  y mi madre al explicarme que era un muñeco me había quedado tan tranquila, me había dado la vuelta y a los dos minutos dormía con los angelitos.
 Pero en otras cosas resulta que lo  emocional puede producir un impacto mayor  desde la ignorancia. No sería un impacto en la vida del pensamiento "es que soy miedoso porque veía noche de terror" o en mi caso "es que luego tuve vértigo y fobia al coche porque vi a aquella mujer desquiciada en la carretera del pánico". Digo esto sólo para dejar  claro que no me refiero a esas generalizaciones que considero erróneas. Vuelvo a mi recuerdo. Pues resulta que lo recuerdo en la carretera de Soria. Y sí, había tenido por otras razones vértigo y dificultades a partir de este con el coche. Con esfuerzo y apoyo he ido superando y reduciendo ese malestar, y cuando ayer recordé esa situación  en lo alto de la carretera sinuosa, sola ....
solo se escuchó entre el anhelado silencio y los pajarillos del campo una gran carcajada.



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domingo, 7 de junio de 2015

Atardeceres


(...) Y siento que mi vida se va huyendo 

callada y dulce como la gacela.



Gabriela Mistral 

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