Nadie, ni siquiera la lluvia.
Tan solo con pensar el uno en el otro, temblamos de deseo, me abrazas, me besas, comienzas a acariciarme, a pegarme a tu cuerpo. Tus labios recorren los míos con suavidad, beso a beso, rescatándome de mi mortalidad. Tus gemidos me provocan escalofríos, susurrando nuestros deseos, alentándonos a seguir. Me llevas a la locura cuando me muerdes y me comes con tantas ganas. Me aferro a tu cuerpo, embelesada del cálido abrazo de primavera contenido entre tus manos. Y yo te tengo entre las mías.
Alteras mis sentidos, y no solo una o dos cosas de ti, sino todo tú.
0 Comments:
Publicar un comentario
Tus Palabras alumbran esta casa
<< Home